La conciencia, por lo general,
aparece diseminada, dispersa. No sólo está fragmentada, debilitada y
contaminada, sino que divaga de un lado para otro. La concentración es la
fijación de la mente en un solo soporte con exclusión de todo los demás.
Ejercitando la mente en este sentido, se va combatiendo la dispersión y
unificando la conciencia, con lo que gana en penetración, intensidad y poder.
Del mismo modo que toda fuerza canalizada (calor, agua, luz), adquiere mayor
intensidad, lo mismo sucede con la energía mental. Aunque todas las prácticas
meditacionales exigen de la concentración y aumentan la capacidad para
concentrarse, hay técnicas concretas cuya finalidad directa es enseñarle a la
mente a concentrarse, vaciándose de todo para llenarse del soporte de la concentración;
retirándose de todo para enfocarse sobre el objeto de concentración, cualquiera
que éste sea. Pero las técnicas de concentración no sólo previenen contra la
divagación mental y acopian las energías mentales, sino que cultivan la
atención, intensifican la capacidad de perceptividad, queman las latencias del
subconsciente, reducen las ideaciones, calman el contenido mental y hacen a la
mente más poderosa para resistir las influencias nocivas del mundo circundante.
Las técnicas de concentración exigen la fijación de la mente en el soporte
seleccionado, evitando divagaciones, reflexiones o cualquier tipo de análisis.
Se trata de representarse mentalmente el objeto de la concentración, pero no
de indagar ni reflexionar sobre él.
Cualquier soporte es válido
para llevar a cabo la concentración de la mente, favoreciéndose así más y más
su unidireccionalidad. Los ejercicios, pues, que pueden llevarse a cabo son
innumerables. Hacemos referencia a algunos de ellos.
• Concentración sobre una
figura geométrica: Elija una figura geométrica (cuadrado, círculo, rectángulo,
etcétera) y represéntesela mentalmente. Si no logra visualizar, no importa, con
tal que mantenga la mente fija en ella. No cambie de figura geométrica durante
los minutos que conceda al ejercicio. Cada vez que la mente se vaya, agárrela
con firmeza y retenga la figura geométrica seleccionada.
• Concentración sobre varias
figuras geométricas: Puede seleccionar varias figuras geométricas y
representárselas. Por ejemplo, un triángulo dentro de un círculo o un rombo
dentro de un círculo dentro de un triángulo.
• Concentración sobre colores:
Elija un color y mantenga la mente fija en él. Puede empezar por su color
preferido y así el ejercicio le será más fácil.
• Concentración sobre figuras
geométricas y colores: Puede elegir una figura geométrica y situarla sobre un
fondo de color, por ejemplo un círculo sobre un fondo azul o un triángulo sobre
un fondo negro. También puede concentrarse en círculos o discos de color: un
disco azul, rojo, amarillo, etcétera.
• Concentración sobre el
entrecejo: Ésta es una técnica de concentración muy antigua y útil. Dirija la
atención mental al entrecejo y trate de mantenerla allí con tanta firmeza como
pueda. Cada vez que la mente se vaya y la descubra, agárrela y condúzcala de
nuevo a la zona indicada. Si aparece (pero no la imagine) una sensación en el
entrecejo, céntrese en ella más y más. Si no aparece, no importa; continúe con
la mente canalizada hacia el entrecejo, evitando, en lo posible, las
divagaciones.
• Concentración sobre un punto
luminoso a la altura del entrecejo: Represéntese un punto luminoso a la altura
de entrecejo y ponga toda su atención en el mismo, evitando, en lo posible, distracciones.
• Concentración en un punto
sobre un fondo blanco: Dibuje un punto negro sobre una cartulina blanca y
colóquela ante usted. Mire con fijeza el punto y concéntrese visualmente en él
durante un par de minutos o tres. Cierre los ojos y represéntese el punto negro
mentalmente, recuperándolo cada vez que la mente se disperse.
• Visualización y
concentración sobre la llama de una vela: Coloque una vela encendida a unos
treinta o cuarenta centímetros de sus ojos. Parpadeando lo menos posible, pero
sin forzarse en exceso, observe fijamente la llama de la vela, evitando distracciones
y quedando absorto en la misma. Proceda así durante tres minutos
aproximadamente y luego cierre los ojos y presione levemente los ojos con la
parte superior de las palmas de las manos. Al presentarse la imagen retenida
en la retina, obsérvela tan atentamente como pueda y cuando se pierda, trate
una y otra vez de recuperarla. Cuando se haya perdido por completo, repita de
nuevo el ejercicio: mire unos minutos la llama de la vela y luego cierre los
ojos y concéntrese en la imagen que aparece. Cuando uno se ha entrenado lo
suficiente en esta técnica, puede complicarse tratando de colorear a voluntad
la imagen que permanece y tratando de acercarla y alejarla en el campo visual
interno.
• Concentración en un área del
cuerpo: Se selecciona una zona del cuerpo y se mantiene la mente fija en ella
tan atentamente como sea posible. Cada vez que la mente se escape y uno lo
descubra, se la atrapa y se la lleva a la zona seleccionada.
• Concentración en una
sensación: Se elige una sensación táctil y se concentra la mente sobre ella,
tan firme e intensamente como sea posible, retrotrayéndola a la sensación
seleccionada siempre que se escape de la misma.
• Concentración sobre un fondo
negro: Los ojos cerrados, la luz débil, concéntrese en un fondo negro y vaya oscureciendo
el entupo visual interno tanto corno le sea posible. Se trata de ir tiñendo de negro
el campo visual interno; a este importante ejercicio de reabsorción de los
pensamientos se le ha llamado «la noche mental». Si lo requiere, puede servirse
de un soporte para llevar a cabo el ejercicio: un velo negro, el espacio
negro, el firmamento en la noche, una pizarra o encerado.
• Concentración sobre la
luminosidad: Concéntrese en un destello o nube de luz blanca, pura,
refulgente, que absorbe toda su mente.
• Concentración sobre la
transparencia: Trate de ir absorbiendo su mente en la imagen o idea de
transparencia. Puede servirse de un soporte mental como una barra de hielo, el
espacio vacuo, una plancha de cristal o similar.
• Concentración en una flor:
Seleccione una flor y represéntesela mentalmente con tanta fidelidad como le
sea posible. Puede comenzar por cualquiera de los ejercicios de concentración;
puede efectuarlos de diez a quince minutos.
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